sábado, 19 de enero de 2013

Croquetas de pollo y jamón

Esta vez vengo con mi receta de croquetas, otra de esas cosas que pensé que pasaría a otra generación pero que os paso a vosotros con la esperanza de que os guste y la hagáis en casa.

Sé que las croquetas son de las recetas más comunes que hay, pero yo tengo mi truquito que las hace especialmente ricas, o eso espero que os parezca.

Se necesitan los siguientes ingredientes (salen alrededor de 75 croquetas):
  • 1 pechuga de pollo
  • 180 gr de jamón en tacos
  • 2 huevos duros
  • 1 cabeza de ajo
  • perejil
  • 4 cucharadas soperas colmadas de harina
  • 2 vasos y 1/2 de leche
  • sal
  • pan rallado
  • 3 huevos batidos
  • aceite


Lo primero es filetear el pollo que os haya sobrado de alguna comida y pasarlo por la sartén haciéndolo a la plancha. Se deja enfriar y se pica. Se reserva. El jamón y los huevos duros también se pican y se reservan.

Se pica el ajo se echa en la sartén con aceite. Cuando empiece a estar dorado, se añade el pollo, el jamón y el huevo y se cuece durante un par de minutos o tres.




Se incorpora la harina y se remueve bien.




Tras este paso, se va añadiendo la leche poco a poco sin dejar de remover. 




Cuando ya esté todo bien mezclado y se haya hecho una masa sin grumos (se sabrá que está lista cuando se separe sola de la sartén), se deja reposar aproximadamente una o dos horas.




Transcurrido este tiempo, se cogen dos cucharillas de café (así es como me enseñó mi madre, en casa nos gustaban las croquetas pequeñitas, pero se pueden hacer con cucharas soperas, aunque quedan más bastas) y se coge con una de ellas masa y con las dos se va haciendo la forma de una croqueta (con la mano izquierda fija y la derecha es la que se va moviendo [a la inversa si es zurdo]).






Antes, se han batido los tres huevos y se ha puesto en un plato el pan rallado. Así que a medida que se van haciendo las croquetas se echan primero en el huevo batido, se impregna bien de él y se echa en el pan rallado, embadurnando bien la croqueta y terminando de hacer la forma con las manos.












Una vez estén todas las croquetas hechas, se fríen en abundante aceite caliente (aunque no mucho, es preferible que se hagan poco a poco, así no se queman y están más ricas). Se sacan de la sartén y se ponen en un plato sobre el que se le ha puesto previamente papel de cocina para que absorba el aceite excedente.

El proceso de hacer las croquetas es un rollo, pero cuando las comes merece la pena. Y siempre puede ayudar la familia, entre varios es mucho más rápido y divertido.




Y ya están preparadas para comer. Quizá no queden perfectas a la vista, pero ya veréis qué deliciosas!!!

Alcachofas con setas



Esta receta es uno de mis más recientes descubrimientos (y casi el más feliz de lo rico que está, además, aviso, llena un montón) y no podía esperar más para compartirlo con vosotros. Espero de verdad que os resulte tan delicioso como a mí.

Los ingredientes (para 2 personas) son:
  • 5 dientes de ajo
  • 300 gr de corazones de alcachofas congeladas
  • 450 gr de setas (se puede sustituir por champiñones si lo preferís)
  • pimienta blanca molida al gusto
  • 1/2 vaso de vino tinto
  • laurel
  • 1 pastilla de caldo de pollo
  • aceite
  • sal
  • agua


Los ajos se laminan (o se pican, que para mí es más fácil y rápido) y se echan en una sartén con aceite hasta que empiecen a dorarse, cuando se añaden los corazones de alcachofas sin descongelar.




Se rehoga un poco (unos 5 minutos).




Se añade 1/2 vaso de agua.




Se sigue cocinando hasta se evapora el agua.




En este momento se incorporan las setas (troceadas por la mitad si son muy grandes) con la pimienta blanca molida.




Se rehoga a fuego medio hasta que las setas estén listas (no sólo se sabe por el color, también por el olor, que empieza a invadir la cocina, ya veréis a qué me refiero si lo hacéis. Mmmm, qué rico!).




Cuando esté hecho, se añade 1/2 vaso de vino tinto, 1/2 vaso de agua, la hoja de laurel y la pastilla de caldo de pollo.




Se cocina a fuego medio alto hasta que el caldo se evapore.




Ya veréis qué rico. Las setas y las alcachofas cogen el color del vino, pero no tanto el sabor. Ya veréis qué delicioso!!




A disfrutar!!!!

Guiso de patatas con carne

La primera receta del este nuevo año es una de mis favoritas para el invierno: el guiso calentito de toda la vida de patatas, en este caso, con carne (se puede hacer también con pescado, como bonito, o con almendras, por ejemplo, ya os contaré).

Los ingredientes son:
  • 2 cebollas
  • 5 dientes de ajo
  • 1 pimiento grande o 2 medianos
  • 2 ó 3 tomates
  • 650 gr de carne para guisar
  • 1 kg y 600 gr de patatas
  • 2 hojas de laurel
  • 2 pastillas de caldo de pollo
  • 1 litro de caldo de carne
  • 2 vasos de agua
  • aceite


Se cortan las verduras y se echan en una sartén junto con el aceite las cebollas, el ajo y el pimiento. Se pocha todo durante 15 ó 20 minutos a fuego medio. Transcurrido este tiempo se añaden los tomates también troceados. Se sigue pochando durante 10 minutos más.

Aparte se trocean las patatas.




Cuando el sofrito esté listo, se vierte todo en una olla y se añade la carne troceada (en Mercadona la venden ya lista) y, después de remover, las patatas. Se sofríe todo durante 5 minutos removiendo a menudo.




Se incorpora el laurel, el caldo de carne, el agua y las pastillas de caldo de pollo.




Se tapa y se cuece a fuego medio hasta que las patatas estén tiernas (aproximadamente 2 horas).




Y listo para servir. Ya veréis qué rico y cuánto cunde (que en estos tiempos es un valor añadido).




Buen provecho!!!!

miércoles, 9 de enero de 2013

Rojo y negro




Estreno año con un autor francés del siglo XIX, Stendhal (seudónimo de Henry Beyle), escritor conocido sobre todo por una literatura marcada por una gran sensibilidad romántica y sentido crítico, así como por su ambientación histórica y capacidad de adentrarse en la psicología de sus personajes hasta convertirla en eje y núcleo de sus novelas.
Así ocurre en Rojo y negro, probablemente una de sus novelas más conocidas y alabadas. Ambientada en la Restauración, después de la expulsión de Napoleón Bonaparte en 1814, con una sociedad marcada por una aguda reacción conservadora y el restablecimiento de la Iglesia Católica como poder político en Francia, la historia gira alrededor del Julien Sorel, hijo de un carpintero de un pueblo ficticio que Stendhal llama Verrières y sitúa cerca de Besançon (al este de Francia), que concentra todos sus esfuerzos en ascender de condición social a pesar de su enorme resentimiento hacia la misma clase social a la que aspira pertenecer.
Julien Sorel no es sólo el protagonista del libro: sus acciones, sus titubeos, sus pensamientos, sus dilemas morales y sentimentales, en definitiva, su esencia como persona, su propio y auténtico ser, se convierte en la historia misma, el resto son circunstancias que hasta cierto momento de la novela le rodean y se presentan en su vida, y que él, de forma más o menos astuta, aprovecha en su propio beneficio, hasta que todas las piezas del castillo se derrumban sobre él como consecuencia de sus propios actos.
Hay momentos en la novela en los que, como lectora, sentí lo mismo que leyendo Madame Bovary: una particular manía hacia el protagonista (en el caso de la obra de Flaubert, curiosamente, también sentida por el mismo autor, con el que, por otra parte, Stendhal comparte alguna que otra característica literaria, especialmente en el caso de Madame Bovary). La ambición sin límites de Sorel, su pasión mal enfocada por Bonaparte, su sentido del heroísmo que personifica en el que fue emperador, la utilización que hace de Madame de Rênal, su ceguera ante sus propios defectos que, en la mayor parte de la novela, considera virtudes y muchos otros etcéteras le hacen un personaje irritante e incluso vacío, hueco, de ahí que vaya sorprendiendo, de forma sumamente favorable, la evolución de la historia a lo largo de la cual se va descubriendo la verdadera y gran profundidad del personaje, lo que lo hace a él y a todas sus circunstancias completamente reales para el lector.
La diferencia entre las clases sociales y los entresijos tanto de la alta burguesía como de la aristocracia, teniendo en cuenta además la ambientación histórica y la herencia de la revolución francesa de 1789, es palpable, y es lo que mueve, cada vez con más ahínco y determinación, a Julien Sorel a perseguir sus objetivos de ser uno de ellos a pesar del odio y el desprecio que le inpiran.
Las dos historias de amor que el protagonista mantiene con, primero, Madame de Rênal y, luego, Mademoiselle de La Mole son determinantes para el transcurso de sus actitudes, pensamientos y acciones. Y son las que llevan al descubrimiento del auténtico Julien Sorel y a su final, probablemente lo mejor, desde mi punto de vista, de toda la novela.
Rojo y negro es un libro apasionante que va in crescendo en calidad, en profundidad y en desarrollo no sólo del personaje principal sino de toda la historia, cuyos detalles van adquiriendo cada vez más valor e importancia a medida que se va acercando el final.


Autor: Stendhal
Título original: Le Rouge et le Noir
Editorial: Alianza Editorial 2009
ISBN: 978-84-206-6723-2